Ya no se puede ni leer en paz

¿Por qué no tendré un interruptor para dejar de pensar? Es un griterío acá adentro.
"No se callan más."
Si pudiera apagarme por momentos podría respirar mejor, mis engranajes no estarían tan corroídos y funcionaría de otra manera, pero no sería yo ¿Será que estoy demasiado arraigada a mi estructura caótica como para visualizarme sana?
El caos hace a mi catarsis permanente, y mi razocinio  tiene que establecer el orden perfecto de su manifestación, el control absoluto ante el terror al desborde, el cuentagotas descartable que siempre acaba quebrándose.
Ahí es donde yace, obvia y aburrida, la razón de mi necesidad permanente de exteriorizar, comunicar, manifestar, vomitar; soy una bomba de tiempo que enloquece con cada segundo que escucha pasar porque fue, es y será consciente de lo inmediato al final del sonido, pero no existe forma de saber como ni cuando llega, porque es así.